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Soy, tengo y quiero

eBook - Narrativa
ISBN/EAN: 9788498169188
Umbreit-Nr.: 246796

Sprache: Spanisch
Umfang: 24 S., 0.20 MB
Format in cm:
Einband: Keine Angabe

Erschienen am 31.08.2010
Auflage: 1/2010


E-Book
Format: EPUB
DRM: Adobe DRM
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  • Zusatztext
    • Soy tengo y quiero. Pedro Antonio de Alarcón


Fragmento de la obra

I. La musa
Yo gusto de los poetas que no tienen un cuarto.
De las niñas pálidas y bellas que montan sobre su nariz unos aristocráticos quevedos.
De las tardes de otoño si hubo tormenta por la mañana.
Y de una ópera de Bellini oída desde el paraíso del teatro Real.
Pues este paraíso, como todos los prometidos en las religiones de que me acuerdo, es el consuelo de los pobres.
Y las tardes de otoño recuerdan al hombre la muerte.
Y las niñas con anteojos son muy coquetas. Y la pobreza pone al genio en su carro de dios terrenal. Divinidad, coquetismo, muerte y consolación y demás cosas mencionadas que soy, tengo y quiero.
  • Kurztext
    • Soy tengo y quiero. Pedro Antonio de AlarconFragmento de la obraI. La musaYo gusto de los poetas que no tienen un cuarto. De las nias plidas y bellas que montan sobre su nariz unos aristocrticos quevedos. De las tardes de otoo si hubo tormenta por la maana. Y de una pera de Bellini oda desde el paraso del teatro Real. Pues este paraso, como todos los prometidos en las religiones de que me acuerdo, es el consuelo de los pobres. Y las tardes de otoo recuerdan al hombre la muerte. Y las nias con anteojos son muy coquetas. Y la pobreza pone al genio en su carro de dios terrenal. Divinidad, coquetismo, muerte y consolacin y dems cosas mencionadas que soy, tengo y quiero.
  • Autorenportrait
    • Pedro Antonio de Alarcón y Ariza (Guadix, Granada, 1833-Madrid, 1891). España. Hizo periodismo y literatura. Su actividad antimonárquica lo llevó a participar en el grupo revolucionario granadino "la cuerda floja". Intervino en un levantamiento liberal en Vicálvaro, en 1854, y -además de distribuir armas entre la población y ocupar el Ayuntamiento y la Capitanía general- fundó el periódico La Redención, con una actitud hostil al clero y al ejército. Tras el fracaso del levantamiento, se fue a Madrid y dirigió El Látigo, periódico de carácter satírico que se distinguió por sus ataques a la reina Isabel II. Sus convicciones republicanas lo implicaron en un duelo que trastornó su vida, desde entonces adoptó posiciones conservadoras.